El ojo profesional

Uno de los puntos estratégicos en la intervención del Trastorno del Espectro del Autismo es el diagnóstico precoz.
Afortunadamente, podemos afirmar que la edad de detección de los niños con T.E.A ha descendido notablemente en los últimos años.
Los responsables de esta mejora en la detección precoz son tanto el personal sanitario en los centros de atención primaria cómo los educadores de infantil que, en muchas ocasiones son los primeros en detectar las señales de alarma, y que permiten la derivación a su pediatra de zona.

El pasado Diciembre tuve la suerte de ser invitada para charlar sobre el T.EA en el I.E.S Madrileño Príncipe Felipe donde se imparte el modulo de Educador infantil de 0-3 años.
Con motivo de dicha charla y, reflexionando sobre la importancia que tiene el tipo de formación que se está impartiendo en los centros a las futuros educadores de infantil, he tratado de recoger de manera breve aquellas pautas o comportamientos que todo educador debiera poder reconocer como signos de alarma.
Para poder ser consciente de estos "signos de alarma" es imprescindible recurrir tanto a la definición que en la actualidad el DSM V nos proporciona así como los criterios diagnósticos del T.E.A.

 Pilares fundamentales en base a los que debemos dirigir nuestra observación.                                                                                                                            

Como educadores (de 0 a 3 años) deberemos ser capaces de reconocer los siguientes signos de alarma:

Independientemente de la edad del niño que estemos observando, debemos tener en cuenta que la involución o pérdida de habilidades que tenía adquiridas es siempre un signo de alarma.

Como profesionales resulta imprescindible estar familiarizado con los Indicadores del Desarrollo establecidos por el CDC según edad del niño. 

Gracias a la mejora en la formación de los nuevos profesionales y a iniciativas como la de Joana (profesora del centro) estoy segura de que poco a poco los futuros educadores se incorporarán al mercado laboral con una visión, no sólo más inclusiva de cómo debe ser el aula, sino también con formación específica que permita colaborar en la detección temprana de los trastornos que afectan al desarrollo evolutivo de 0-3 años.

Información extraída del C.D.C (Centers for Disease Control and Prevention)